viernes, 13 de diciembre de 2013

La luna y Muú

Es fascinante observar qué cosas te atraen y te gustan y que cosas no.

Cuando empezamos a darte de comer en la trona, ya hace muchos meses, buscamos todo tipo de entretenimientos para que no protestases. Ahora eres capaz de comer casi sin nada, si tienes hambre, e incluso aguantar ahí sentados mientras comemos nosotros, si compartimos contigo y tú con Tango, claro está.


Uno de los descubrimientos que hicimos que te gustaba mucho era que yo hiciese que un muñeco pequeño de goma con forma de vaca, corretease por la mesa, se escondiese entre los vasos y apareciese de repente por debajo de tus piernas gritando muuuu. Aún te vuelve loco y te ríes a carcajada. Muú hace malabarismos, se pone sombreros, se esconde debajo de las servilletas e incluso sopla a Tango en el morro si se acerca mucho.

Otro elemento que ha captado tu atención últimamente es La Luna. Cada vez que salimos de la guarde por la tarde, ahora en invierno, que casi es de noche, la buscas en el cielo. Y cuando la ves, te quedas mirando fijamente y sueltas uno de esos monosílabos tan significativos: ¡eh!.

Y así todo el camino a casa. Cada vez que doblamos una esquina, la buscas. Os miráis, y a saber que os decís.

Me gusta esa parte. Es una buena amiga. Me encanta que te fijes en esas cosas.

Papá