miércoles, 4 de diciembre de 2013

Déjame solo

Siguiente paso (nunca mejor dicho) en tu aprendizaje.

Ya van un par de días que, al verte confiado paseando por la calle, has insistido en soltarte de mi mano. No ha durado mucho, y yo intencionadamente te llevaba agarrado de la capucha. El terreno no es tan liso como el de casa y no está precisamente limpio como para frecuentarlo.

Es divertido. Aunque hay demasiadas bajadas que te hacen acelerar la marcha peligrosamente.

Te llama mucho la atención cruzarte con alguien y que no te diga nada. Te paras. Le miras fijamente, e incluso haces intención de seguirlo.

Sospecho que nuestros paseos de vuelta a casa cada vez van a durar más y más.

Afortunadamente, de momento, sales cansado de la guarde y pides brazos al rato.

Papá